Casi todo

21 de enero 2008

Cuando despertó hizo repaso de todas sus pertenencias. Su cartera, cargada de billetes aún sin estrenar y tarjetas magnéticas de plástico. Su ropa perfectamente planchada y colgada en perchas separadas en el armario, sus zapatos de imitación cocodrilo junto a la cama, su neceser de aseo rebosante de cremas antiarrugas, lociones para la fatiga y agua de colonia. Las pocas cosas que quedaban en la maleta tampoco parecían haber sido revueltas y el pequeño maletín donde guardaba documentos, chequeras y los papeles de trabajo también presentaba el aspecto perfectamente ordenado como lo dejó antes de irse a la cama. Dió varias vueltas por la habitación del hotel intentando encontrar algo que hubiera podido perder, un pequeño objeto que se hubiera extraviado en la últimas horas. Hizo un inventario mental de todo lo que le pertenecía, de cada cosa que había traído de casa y que pudiera haber decuidado. Nada. Lo tenía todo. Aunque tenía la seguridad de que durante la noche algo importante había desaparecido sin dejar rastro. Nunca pudo darse cuenta que lo único que había perdido y que nunca conseguiría recuperar era un día de vida.

Published in: on enero 22, 2009 at 1:36 am  Deja un comentario  
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Ida y vuelta

17 de diciembre 2008

Se llamaba Nora. Un día sintió que le faltaba el sol y se fué a vivir a un país cálido, a la orilla de un mar inmenso y rico. Su piel se bronceó. Y echó en falta el bosque y el suave olor del helecho. Se marchó, sin pensarlo dos veces, a un lugar lleno de nieve, de casas con tejados a dos aguas y chimeneas eternas. Descansó. Y pensó que necesitaba estar rodeada de gente, de voces y de historias. Hizo las maletas y empezó a vivir en una ciudad de grandes avenidas y estrenos de teatro. Creció. Y echó en falta el aire. Fue sólo pensarlo y se vió, de repente, en una casita cerca de un río, con un perro rubio al que acariciaba el lomo. Maduró. Pasaron los años y vivió en el norte y el el sur, en el este y en el oeste. Subió a montañas escarpadas y se dejó atrapar por la tormenta en el desierto. Navegó, miles de millas, hasta que los huesos se le entumecieron y paseó por un mercado lleno de naranjas.

De repente, con las maletas gastadas, se echó de menos a sí misma. Y volvió a casa.

Published in: on diciembre 18, 2008 at 12:28 am  Deja un comentario  
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Giro

27 de noviembre 2008

Decidió dar un giro a su vida.

Y se dió media vuelta.

Published in: on noviembre 27, 2008 at 8:38 pm  Comments (1)  
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Dolor

9 de noviembre 2008

No buscaba la felicidad, tan solo avanzaba.En la única dirección posible, la del no dolor. Evitaba aquello que pudiera hacerle daño, lo que pudiera herir, las cosas que hacían llorar. Lo cierto es que nunca había conocido la felicidad, pero su vida era un cúmulo de dolores diferentes, desde su nacimiento, su niñez en aquella casa, su primer amor -por decirlo de alguna forma-, el primer marido, el segundo, incluso aquel chantajista que la dejó embarazada al morir Harry. Su vida había sido un catálogo de dolores, desde los más ínfimos, aquel pequeño dolor de clavarte una astilla en el dedo al limpiar la baranda del porche, a aquel que crees jamás vas a poder soportar, y crees morir y crees que no hay nada más allá, porque es imposible ya sentir, como cuando se murió el pequeo Teo, tan pequeño, tan mi amor, tan niño, tan sin poder hacer nada una tarde mientras todos estaban fuera con aquella botellas de gasolina en el garaje.Tan duros los dos días en la únidad de quemados viendo aquel cuepecito chamuscado, luchando con la muerte. Tenía un historial ejemplar de dolores varios, desde los tres años con aquel cabrón de padrastro en el viejo cobertizo del jardín, hasta el encarcelamiento de su último marido.

Muchas veces creyó que ya no iba a ser capaz de vivir después, pero muchas veces descubrió que cuando el door pasa la vida sigiue. Aunque vaya dejando cicatrices.

Y allí estaba, una vez más, intentando recuperarse de la última, intentando secar la cicatriz. Su vida buscaba ya no la felicidad, pero no queríoa encontrarse de nuevo con aquel viejo amigo que le acompañaba desde pequeña. Sabía qe otra vez aparecería por cualquier parte. Colgó el abrigo en la percha detrás de la puerta de entrada y se marchó a la cocina a por un vaso de agua.

Breve

9 de octubre 2008

Daba vueltas alrededor de la luz. No sabía bien por qué. Era una atracción intensa, algo que no podía resistir y que le impedía ni siquiera plantearse por qué lo hacía. Era tan bonita, tan brillante. Se estaba tan bien allí, tan calentito. Tenía clara su misión en la vida y cómo quería pasar el resto de sus días. Tal vez no se hiciera más preguntas, tal vez no se planteara una alternativa, tal vez no pensara que había otra vida más allá. Seguro no se cuestionaba por qué daba vueltas sin cesar a aquella bombilla de 40 watios. Ya no era huevo, ya no era cresa, ya no era ninfa. Ya era un adulto. Una mosca adulto. Lo que no sabía era que le quedaban tan sólo dos días de vida.

Agujeros

6 de octubre 2008

Intentaba llenar su vida,

pero nada le llenaba;

no se había dado cuenta que a esas alturas

su vida ya era un coladero.

Published in: on octubre 9, 2008 at 12:05 am  Comments (1)  
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Wall Street

2 de octubre 2008

La blackberry no había dejado de sonar todo el día. Aquella semana había empezado mal y no tenía intención de terminar mejor. El crack de los mercados al otro lado del charco se dejaba sentir, y sabía que tarde o temprano pasaría factura. A él se le había acumulado todo en los últimos dos días: el cierre en el Ibex de 15 puntos a la baja de su compañía provocaba una reacción en cadena de ventas, compras, reuniones del Consejo, decisiones que ene último momento se echaban atrás, análisis y contranálisis. En los últimos cinco días llevaba una media de tres horas de sueño. Había cogido cuatro aviones y cerrado operaciones in extremis para intentar salvar a la desesperada a la empresa que le había contratado ocho años atrás recién salido de su MBA fulltime en una prestigiosa escuela de negocios europea.

Era de Valladolid, de un pequeño pueblo de valladolid. Su padre, contable en una pyme cárnica. Él había querido demostrar hasta dónde podía llegar: el mejor en su promoción, contratado recién salía de la escuela y un currículo de acciones y operaciones bursátiles realmente envidiable. Siempre se había sentido orgulloso de si mismo y de su carrera. Era un triunfador.

Pero hoy se lo planteaba todo. La caída de mercados había arrastrado algo más. Empezaba a no gustarle aquel mundo que había ido creando y que ahora le engullía. Se cuestionaba si valía la pena el esfuerzo, si tenía sentido aquello. Eran las cuatro de la madrugada, y con una taza de café sólo revisaba los últimos informes y el cierre de los mercado. Sabía que el día siguiente no sería mejor.

Problema normal

16 de septiembre 2008

Tengo un problema. Bueno, la verdad es que no se si es un problema o no, o simplemente una incomodidad, o una molestia, o ni siquiera eso. Lo cierto es que yo ya me acostumbé a vivir con ello. Soy un tío normal. Sí, ya se que esto a muchos puede no parecerle un problema pero yo es que soy muy normal. No es decir, yo soy normal, ni alto ni bajo ni gordo ni flaco ni feo ni guapo, es que soy un nosoy. O, mejor dicho, un soy como cualquier otro.

Normalmente paso desapercibido siempre. Nadie me ace mucho caso porque no teng, la verda, nunca mucho que contar. Noto que cuando cuento lo que hice ese día, dónde me marché de vacaciones o cómo me va la vida, a la gente le aburre. No lo dicen pero noto como empiezan a abrir la boca en un largo bostezo cotenido, y que desconectan. Y se que piensa: Y a mí qué, y qué me importa lo que me está contando este capullo, o cuándo va a terminar.

Y si, es verdad, nunca encuentro algo interesante que contar. Mis días, mi vida, mi existencia transcurren con una normalidad pasmosa, sin sobresaltos, sin nada excepcional días iguales unos a otros.

Alguna vez la gente me confunden con otro. A tí te he visto antes, verdad? Yo se que no que seguro me están confundiendo con un cualquiera, con un otro cualquiera con una vida tan normal y mediocre como la mía. Con un algo dentro de una masa informe de gente que rellena el mundo, como arezzo barato en una obra de teatro. Gente que estamos para hacer bulto existencial, para que tal vez, se note y destaque más la existencia de la gente no normal.

Me voy acostumbrando a vivir así. En esta no vida que tiene más de rutina y repetición que de aventura como rezan los manuales de autoayuda.

Bueno, la verdad es que no se or qué te estoy contando este rollo. Posiblemente ya estés bostezando y pensando que esto ya te lo han cotado antes. Yo no fui seguro que fue otro tío normal como yo.

Encontrarse

31 de agosto 2008

No supe realmente qué me hubiera gustado hacer en la vida hasta el día de mi muerte. De repente aquel día me levanté sabiendo a qué quería dedicarme el resto de mis días, aunque todavía no sabía que no llegaría a la noche.

Published in: on septiembre 11, 2008 at 7:32 am  Comments (2)  
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Me gusta bucear

12 de agosto 2008

Me gusta bucear. Porque no puedo respirar. Y es como si me muriera un poquito. Como si abandonara mi cuerpo, mi vida, mis funciones básicas. Soy un muertito aleteando en una especie de líquido amniótico interminable. Voy soltando burbuja a burbuja todo el aire que queda en mis pulmones hasta que empiezo a marearme, a ver que todo empieza a difuminarse y se funde. En ese momento una fuerza superior tira de mi hacia la superficie y la vida me abofetea para que hinche de nuevo mis pulmones de oxígeno revitalizador.

Pero en esos segundos en los que toco la muerte son en los que me siento más vivo que nunca. Soy feliz y pleno.

Estoy seguro que un día venceré a la fuerza y ganaré y ya nadie me podrá sacar de allí. Y viviré para siempre buceando, tranquilo, sereno, y seré parte de la corriente azul que me llevará de nuevo a casa.

Published in: on agosto 20, 2008 at 2:44 am  Comments (2)  
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Vida

9 de agosto 2008

Y si me equivoco.

Y si te equivocas.

Y si no somos el uno para el otro.

Empezaban así una equivocación que duraría más de sesenta años. Hasta que la muerte los separara, después de un matrimonio largo y feliz.

Sin ti

4 de junio 2008

Se dio cuenta de que sin ella nada tenía sentido. Pensaba que tal vez recobraría una libertad que realmente no ansiaba, nuevos horizontes coloreados por la fantasía de lo que podría ser. La verdad es que no había recapacitado hasta el momento lo que ella representaba para él. Se daba cuenta que su vida, sin ella, estaba vacía, pero ya era demasiado tarde.

Published in: on junio 10, 2008 at 10:51 pm  Deja un comentario  
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Sin papeles

21 de mayo 2008

Se le olvidó el papel. En la mitad de la película. No le había ocurrido antes pero se quedó completamente en blanco: estaba en la mitad de un parlamento y pensó ¿qué estoy diciendo? Hasta ese momento repetía, casi sin pensar lo que estaba escrito, el guión establecido. Pero fue intentar encontrar sentido a lo que hacía y su mente se quedó en blanco. Y no sólamente el papel suyo, perdió la noción de los personajes que le rodeaban, quiénes eran y qué les relacionaba con él. No sabía quien era ni lo que hacía allí en la mitad. Se olvidó de todo, incluso de que él no era actor y que aquello no era una película.

Fragilidad

7 de abril 2008

La vida es frágil y está compuesta por infinitas casualidades. Se dio cuenta de que el móvil estaba descargado cinco minutos antes de bajar a comer; lo enchufó. La batería justa para recibir la llamada de Camila, la aupair. A su novio, el irlandés, le habían cambiado la hora de operación, sus padres ya habían salido de regreso a Irlanda esa misma tarde y sólo quedaba ella para hacerle compañía y esperar a que le sacasen los hierros que recomponían su antebrazo. No podía ir a recoger a los niños. Una llamada a su mujer -él tenía una reunión importante a las cuatro y no podía- pero el teléfono no estaba operativo. Salió del restaurante para el colegio. Los recogería y se los pasaría a su mujer por el camino. Con los tres bajando la calle decidió volver al trabajo y desde allí hacer la llamada, pero al instante se vió subido al 37, que no era su autobús, pero ante la huelga de transporte se convertía en una opción buena para aproximarse a su casa. Ese día Ángel, el vecino del tercero, se había quedado sin tabaco al subir por las escaleras con lo que no pudo apagar su cigarrillo como cada tarde antes de entrar en casa. Podían ir al parque pero decidieron subir a casa para resguardarse de una lluvia segura, a juzgar por las nubes grises que se veían sobre sus cabezas.

Al abrir la puerta olió enseguida el gas. ¡Todos atrás! gritó a los niños, ¡bajad la escalera de inmediato y salid a la calle!. Recorrió el pasillo a toda prisa en dirección a la cocina que estaba cerrada. El olor se hacía más insoportable. Cerró las dos llaves del gas, que Mireia, la asistenta, había dejado abiertas sin darse cuenta al retirar la bandeja de la ropa planchada sobre la cocina. Cinco horas atrás. Abrió todas las ventanas sin pensar que el gas podía haberle dejado por el camino. Salió corriendo, cerró la puerta principal y fue a recoger a los niños.

Cuando llegó a la calle se dió cuenta que las piernas le temblaban y que no podía dejar de andar con los tres del a mano. En el trayecto empezó a darse cuenta de lo que había ocurrido. Al llegar a la plaza paró en seco y abrazó a sus hijos. Tres calles por delante. Eligió la del centro para ir a tomar unas tortitas con nata para merendar.

Published in: on abril 7, 2008 at 10:12 pm  Deja un comentario  
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