Tres

27 de julio 2008

Había tres animales en aquella ventana a cualquier hora. De derecha a izquierda, siempre siguiendo este orden: un pequeño gatito vikingo a rayas naranjas, un gato grande y negro y un perro de pelos largos. Siempre observaban el frente, como a la calle, sin apenas moverse. Muchas veces tuve la tentación de acercarme y tocar el cristal para cerciorarme de que aquellas criaturas no eran de porcelana. A cualquier hora que pasaras frente a aquella ventana siempre se encontraban allí, quietos, en ese mismo orden con su vista perdida en el infinito.

Tres. Gato naranja, bola negra y perro peludo. Siempre en fila.

Un día no pude más y llamé a la casa. Toc, toc, toc. Me daba vergüenza lo que estaba haciendo, como un chaval llamando a una puerta desconocida para preguntar por tres animalitos en una ventana. Qué le importa a usted, podría decirme la dueña, ¿le molestan?, pues ande a investigar a otro sitio.

Me sorprendió la juventud de la chica que me abrió la puerta. Una mujer de menos de treinta, con una trenza rubia recogida en la espalda.

-No sé qué es lo que miran o buscan. Son unos bichitos extraordinarios, no dan nada de guerra. -explicaba la joven como desviando mi pregunta.- Nos los encontramos dentro cuando compramos la casa hace apenas seis meses y los adoptamos.

Me asaltaron tres dudas, pero no quise seguir preguntando.