29 de octubre 2008
Los cencerros de vacas simbolizarían la soledad del hombre en la naturaleza, el xilófono, que jamás antes había utilizado, era la risa del diablo, las campanas el credo y el martillo el destino. El destino. Tres fuertes golpes de martillo se oirían en el Finale. Componía la más trágica de todas sus sinfonías y quería representar la lucha del hombre y la muerte, la confrontación de un hombre y de todos los hombres del mundo. Necesitaba inspiración y acabarla en ese mes de julio, pero esos tres martillos le golpeaban la cabeza impidiéndle continuar. Tres golpes de martillo para el Finale. Tres golpes de destino.
La muerte de María, con apenas cuatro años, su forzada dimisón y la enfermedad le esperaban tan sólo un año después.