Pavesas

15 de octubre 2008

Las pavesas saltaban desde el gran frontispicio triangular creando nubes que se mecían sobre la playa. En el agua gris los reflejos de las llamas danzaban un baile macabro. Los nuevos dueños veían cumplirse el sueño de construir el gran proyecto del Nouvel Hotel. No hacía ni seis años que la misma princesa Margriet lo había inaugurado, pero la competición en altura en la costa lo había engullido entre proyectos mayores. Y parecía que más de un siglo de historia volaba como las pavesas esa noche frente a la costa.

Aquella noche, desde la plataforma, las luces en la costa invertían el paisaje.

Llueve en la plataforma

14 de octubre 2008

Vuelve a llover. El aire y el agua baten los cristales. Abro la puerta con dificultad ya que el aire me empuja. Me quedo hipnotizado otra noche. Clavado en las luces encendidas de una plataforma petrolífera en el horizonte. No me doy cuenta pero me estoy empapando.

Huis ter duin

12 de octubre 2008

La gran mole de seis pisos creaba una especie de muro frente al mar. Los habitantes del pueblo, gente de mar, pescadores, paseaban por las dunas para echar un vistazo al hotel que el alcalde Pické había decidido levantar en aquellas playas. Las obras estaban ya bastante adelantadas y se podían ver desde lejos el gigante de piedra alzarse desafiante frente a la costa.

Nadie podía imaginar entonces qué podría ocurrir ciento treinta y ocho años después. Y mucho menos que en la habitación 164 pasado tanto tiempo alguien descorrería las pesadas cortina y se asomaría en una noche de tormenta a ver las luces de una plataforma de extracción de petroleo.

Noordwijk

11 de octubre 2008

Desde la ventana del Huis ter duin al frente el mar. Salvaje. Golpeando con furia las dunas. Las luces de una plataforma petrolera dibujaba espectros en el horizonte. Noche de tormenta en el sur de Holanda.

Indeciso

30 de abril 2008

Había reunido todos sus ahorros para comprar aquel trozo de terreno. Quería construir allí la casa de sus sueños: una casita de campo con un amplio huerto donde cultivar fresas, lechuga trocadero y rúcula salvaje. A las semanas decidió montar allí el hotel rural de sus sueños: un hotelito pequeño, donde poder descansar, contemplar el paisaje y disfrutar del aire fresco de la sierra. Luego pensó que debido a su gran afición lo apropiado era un viñedo experimental, con vinos de autor, donde experimentar con nuevas variedades y jugar a la alquimia de la uva hasta conseguir los mejores vinos del país. Pasaron pocos meses y le maravilló la idea de crear una comuna de gente como él: un lugar de retiro y soledad para un puñado de escogidos unidos por los mismos ideales. Los proyectos de huerto ecológico, huerto solar, picadero, reserva ecológica, plantación de abedules, camping y un largo etcétera se fueron encadenando uno tras tras otro en menos de un año.

Hoy he pasado cerca de allí  y un cartel con grandes letras rojas anunciaba: En Venta.