15 de octubre 2008
Las pavesas saltaban desde el gran frontispicio triangular creando nubes que se mecían sobre la playa. En el agua gris los reflejos de las llamas danzaban un baile macabro. Los nuevos dueños veían cumplirse el sueño de construir el gran proyecto del Nouvel Hotel. No hacía ni seis años que la misma princesa Margriet lo había inaugurado, pero la competición en altura en la costa lo había engullido entre proyectos mayores. Y parecía que más de un siglo de historia volaba como las pavesas esa noche frente a la costa.
Aquella noche, desde la plataforma, las luces en la costa invertían el paisaje.