Peter Pan

26 de diciembre 2008

Compró al diablo la eterna juventud.

Nunca fue lo suficiente maduro para darse cuenta de su equivocación.

Published in: on diciembre 26, 2008 at 1:20 am  Comments (3)  
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Equivocación

16 de diciembre 2008

Estaba a punto de besarla y ella le dijo: No lo hagas, será la mayor estupidez que hagas.

Cerró los ojos y media vida más tarde se dió cuenta de que tenía razón.

Published in: on diciembre 18, 2008 at 12:13 am  Deja un comentario  
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Vida

9 de agosto 2008

Y si me equivoco.

Y si te equivocas.

Y si no somos el uno para el otro.

Empezaban así una equivocación que duraría más de sesenta años. Hasta que la muerte los separara, después de un matrimonio largo y feliz.

Fantasmas

27 de junio 2008

Sabía que aquella luz escondía algo: toda la noche alumbrando una habitación en la casa de enfrente era ssopechoso. Hacía poco más de un mes que la vió por primera vez al levantarse a medianoche a beber agua. Una luz encendida a estas horas ¿quíén andará despierto? Empezó a darle vueltas a la cabeza después de una semana. Sin descanso, noche tras noche. Estaba completamente segura que algo debía ocurrir tras aquella ventana tamizada por unas ligeras cortinas blancas.

A las dos semanas estuvo por acercarse hasta la casa y llamar al telefonillo para saber a ciencia cierta la razón de aquella luz, pero en el último momento se echó atrás. Pensarían que estoy loca, que qué me importa a mi una luz encendida en la noche. O peor aun. Le preocupaba que en aquella casa vivieran los integrantes de una peligrosa mafia que se reunía sólo al esconderse el sol y hubieran ya puesto el ojo encima a la loca que cada noche se asomaba al patio ya no apartaba la vsita de su ventana. Sin duda no podía darles ni un solo motivo más para que supieran que era ella.

Pero aquella noche no lo pudo soportar más: llamó a la policia para contárselo. No sabía muy bien explicar si era un burdel, una casa ilegal de juego o si encerraba perversiones aún más detestables.

Veo que algo raro está ocurriendo -pudo sólo decir al agente antes de colgar, tras dejar la dirección exacta de la casa del vecino.

Cuando llegó la policía municipal la pequeña Gabriela dormía tranquilamete,como cada noche con las luces encendida en su cuarto. Ella también veía fantasmas.

Error

11 de junio 2008

-No serás capaz de matarme -espetó la víctima al asesino un segundo antes de que le hundiera, sin contemplación, la navaja en el pecho.

Por segunda, y última vez, se equivocaba esa noche.

Tacones y flores rojas

 31 de marzo 2008

Repiqueteaban sobre la fría acera produciendo un eco en el trozo de calle que unía la Corredera con la boca de metro. Se oían. Y ella lo sabía. Tac, tac, tac, tac. Y le gustaba. Era su forma de decir aqúí estoy yo y la calle me pertenece. O a mis tacones.

Se había acostumbrado tanto a ellos que se le hacía imposible andar en plano, sin esa especie de delicioso altar que la elevaba del suelo hasta el metro setenta. Y no era algo sólo físico, la alzaba interiormente. Se calzaba su aguja de diez centímetros y ya no había hombre que pudiera hecerle frente.

había psado más de tres cuartos de hora eligiendo qué ponerse esa mañana. Pero, ¿qué menos se puede esperar de una secretaria de dirección? se decía, que estar impecable todos los días. Sin excepción. Ni un sólo descuido. Ni un sólo día. Ahí estaba la diferencia con otras. Tres cuartos de hora para elegir, como el resto del año, un vestido de chaqueta negro y unos afilados tacones. El bolso rojo, pequeño, acompañado por una bolsa a juego, que le había costado encontrar del mismo tono, para la comida del día, que hacía en la pequeña cocina del despacho, cuando los demás bajaban. El pelo suelto pero escrupulosamente peinado, con dos florecillas a la altura de las sienes.

Tac, tac, tac, tac. Repasaba mentalmente la agenda para el día de Ruíz. Nunca le había gustado el apellido del jefe, tan vulgar. Hubiera preferido Sainz de la Maza o Echeitia Bengoitia, pero esas cosas no se elegían, pensaba. Al menos de momento.

No descuidar ningún pequeño detalle. Ese se había convertido en su lema. Cumpleaños de los clientes, gustos gastronómicos y fobias, el nombre de las esposas de los consejeros. Estas en todo, era la frase que más le escuchaba escuchar de Ruíz.

Tac, tac, tac, tac. Parecía flotar al torcer la esquina. La boca de metro estaba inusulamente atestada de gente, como el resto de la calle. Llegan todos tarde; se les habrán pegado las sábanas esta mañana y ahora a correr, pensó, sin darse cuenta que habían camiado la hora la noche anterior, para adptarla al horario de verano, y ella no habia cambiado el reloj.

Published in: on abril 3, 2008 at 10:07 pm  Deja un comentario  
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