Sandokan

14 de junio 2008

Había nacido en el Cañero, uno de los barrios más humildes de la capital cordobesa. Vendía pollos y hacía rifas en Navidad, en la España en blanco y negro de la postguerra. Emigró a Francia y volvió el día en que anunciaron el deshaucio de su madre. Con los pocos ahorros que había reunido abrió un ultramarinos y una peluqueria para su mujer. Comenzaron a conocerle como el Cacerola; más tarde Sandokán, por su extraordinario parecido con el actor Kabir Bedi.

Nadie podía dar crédito a lo que era en a actualidad: uno de los joyeros más reputados de Europa, presidente de un club de fútbol, dueño de una cadena de inmobiliarias, constructoras yestablecimientos de salud, propietario de una marca de relojes  y de un parque temático. El sueño americano a la cordobesa.

Su casa en el campo era una reproducción fiel de laCasablanca, con habitación oval incluida y una columnata a la entrada con dos alabarderos de bronce. En el jardín una gigante estatua de San Rafael, patrono de la ciudad, con su cara.

Había pasado los sesenta y, junto a su mujer, reflexionaba sobre los últimos años. ¿Habrá valido la pena todo esto? -pensaban mientras perdían la vista en las estatuas de animales salvajes, en granito, que rodeaban el riachuelo del jardín.- ¿Somos más felices ahora que con el ultramarinos?

Al día siguiente, Sandokán sería escoltado por agentes de la dirección General de la Policía como imputado en la operación Astapa, por corrupción urbanística en la costa.