El hilo común

29 de agosto 2008

La comida es un hilo común. La comida une a todos. Centenares de mesas enfiladas acogían a la hora de la cena a miles de habitantes de aquella Unidad Especial; la número 342. La comida une, era una de las enseñanzas del Comisario General. Comían una especie de crema de patatas con garbanzos; pequeñas bolitas de proteina sobre una base de hidratos de carbono. Todo procedía de la Despensa Base, donde cada mañana llegaban los envíos de la unidad experimental GC-11. Las bolitas de proteina sintética, con forma casi de garbanzo pero técnica y químicamente superior.

Los residentes de la Unidad especial 342 comían en silencio, mientras sonaba de fondo música clásica del XXI. La comida une, era la consigina. Y así lo recordaban unos grandes letreros sobre las mesas a la altura del segundo nivel. La comida es el hilo común, habían sido las palabras textuales del Comisario general y el origen de aquellos gigantescos comedores comunales. En la sala el silencio era sepulcral, tan sólo un pequeño tintineo de cubiertos y jugos gástricos.