22 de noviembre 2008
-No me lo vuelvas a contar. Si empiezas así cuelgo.
– …
-Sabes que eso no puedo hacerlo; habíamos llegado a ese acuerdo ¿recuerdas?
– …
– No, claro… ya sabes que no, que haría cualquier cosa por tí. Pero no me pidas justo eso.
– …
_No me lo pidas; sabes que no. Sabes que es mejor así. Sólo por un tiempo
– …
-Sí, si puedes vivir sin mí. Y yo sin tí.
– …
– No digas eso. Sabes que no estoy con nadie. Sabes que esto no lo hago porque esté con otro. Tú sabes perfectamente por qué es todo esto.
– …
– Si me levantas la voz cuelgo.
– …
– Sí, estoy sóla.
– …
– No, no puedes subir, ya te dije.
– …
– Sabes que así no vas a conseguir nada. Ya lo hemos dsicutido muchas veces. Sabes que no me vas a liar otra vez.
– …
– Eres tonto. Te van a pillar; sabes que no puedes estar abajo, que no puedes acercarte. No te la juegues, te estabas portando muy bien.
– …
– No te puedes acercar. Recuerda la orden. Lo dijo el Juez.
– …
-No no voy a abrirte. Sí, si lo oigo. Deja de llamar al telefonillo.
– …
– Si sigues insistiendo voy a llamar a a la policia.
-…
– De dónde sacaste las llaves. Quién te las dió. No puedes tenerlas, me mientes; la portera lo sabe todo y no te las habría dado.
– …
-Dejame, me estás poniendo nerviosa. Voy a llamar a la policía.
– …
– Déjame! ¡Olvídame!
– …
– …
– ¿Miguel?. ¿Miguel?; estás por ahí. ¿Miguel?
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