5 de noviembre 2008
Bajo el asfalto duerme una playa. Una playa de arena fina y caliente, salpicada de conchas, piedras rodadas y cristales de bordes torneados. Bajo las líneas discontínuas de aquella avenida, justo en el centro, rompen las olas, una tras otra, una tras otra, con una cadencia que son las comas del paso de cebra. Bajo el bullicio de gran ciudad, bocinas y niños con mocos que gritan -quiero castañas- un remanso cálido y una brisa tranquila. Bajo un coche una tortuga. Hay marea alta bajo Callao y temporal bajo Gran Vía. Una señora de tacón afilado cruza corriendo sobre una colonia de moluscos bivalvos que descansan enterrados en la arena. Bajo el asfalto duerme la playa. Sobre la playa vive una ciudad.
Y un perro callejero chupa la sal que se filtra en la acera.
El asfalto como límite entre dos mundos paralelos (o no tan paralelos dado que hay filtraciones de sal) me hizo acordar a aquel viejo tema de Fontova que cantaba sandra Mihanovich http://www.deezer.com/track/1121187. Salud, mejorescritor!
Hermosísimo, bajo lo duro hay algo hermoso,
Te felicito.