3 de noviembre 2008
Metía lo imprescindible en aquella vieja maleta de cuero. Un cepillo de dientes, un jersey grueso de lana y una libreta a rayas. Siempre andando a la estación, sintiendo cómo la ciudad se despedía de ella. Bajaba por las escaleras mecánicas dejándose atrapar por la marea de viajeros que iban y venían a toda prisa. Se paraba un largo rato frente a la pantalla de salidas y llegadas con aquellos dígitos verdes que cambiaban a un ritmo constante marcando horarios y retrasos. Bajaba a los andenes. Sentada en un frío banco soñaba que acababa de llegar de un largo viaje. Un viaje de muy muy lejos. Después de muchos días o meses.
Cansada, deseaba volver.
Una vez más, soñaba que comenzaba una nueva vida. Que volvía a empezar. Y regresaba a casa, siempre andando. Saludando de nuevo a una ciudad que le daba la bienvenida.
No se puede volver a empezar, pero se puede cabiar de direccion nuestros pasos y nuestros pensamientos. No se si yo sueñe con algo nuevo lo unico que quiero es llegar hasta un lugar en el que nunca mas sienta la sensacion de perdida que llega una y otra vez.
Solo quiero descansar.
Muy buena tu vivencia.
Hermoso y triste, pero buena forma de volver con más ganas, pese a no haberse ido jamás.
Saludos!