1 de noviembre 2008
Cántame algo, cántame, que tengo ganas de llorar.
Y la música como un sacacorchos iba tirando para afuera de las lágrimas. Y con ellas el dolor. Y con ellas las amarguras. Hasta llegar a lo más profundo, donde se asientan las madres que hacen el vino de la pena.
Y las lágrimas brotaban y brotaban, mientras le cantaba una canción triste de amor.
Me sonrio al leer esto, por que es lo mismo que muchas veces siento. A veces te haces dependiente a eso y cuando no encuentras musica ni lagrimas es como quemarse en frio.
Saludos