3 de agosto 2008
El estudiante de astronomía se perdía en aquella negra pantalla de ordenador imaginando puntitos distantes millones de años luz. Dejaba a un lado los libros de Mecánica celeste, Cosmología y Astrofísica. Apartaba a Brahe, Kirchhoff, Aristóteles y Kepler. Apagaba la corriente de su portátil y se dejaba volar observando aquella negra ventana al vacío.
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