19 de junio 2008
Recordaba aquellos partidos de liga los sábados por la tarde en los jesuitas de León con el número seis en la camiseta. España acababa de ganar en penalties a Italia en los cuartos de la eurocopa y una sensación de bienestar patrio le recorría el cuerpo. Había sido un fin de semana duro con todo aquello del Congreso y luego con la prensa. Era el primer minuto que se relajaba después de semanas. Con la sangre aún revuelta por las dos horas de partido, imaginaba cómo habría sido de su vida de haber seguido con el baloncesto o el ciclismo.
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