26 de mayo 2008
Estaba dispuesto a hacerlo. Por una manga de su camisa introduciría optimismo y por la otra sacaría pesimismo. La imagen del sombrerero loco, con Alicia tomando un té disertando sobre fiestas de no-cumpleaños le venía de repente a la mente. Y él, como el loco del sombrero absorviendo cosas buenas por un extremo y soltando todas aquellas que le traían mal rollo por el otro. Un giro a su vida: positivismo, positivismo y no dejar acercarse, si quiera, las que le hicieran sufrir, las grises, las oscuras. El mundo en color, como actitud vital. Si, es cierto, no había, al margen del país de las maravillas, ley física que sustentase tal teoría, pero pensaba que había otras cosas en el mundo igual de absurdas y sin embargo funcionaban. Él, al menos, lo iba a intentar.
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