21 de abril 2008
Huía de la Alemania nazi. Se dirigía a Lisboa para desde allí tomar viaje hasta el refugio americano. Unos kilómetros antes de la frontera franco-española los gendarmes le pararon por un defecto formal con la documentación. No lo pudo soportar más; estaba cansado, tremendamente cansado de huir. Toda la vida. No tuvo más fuerzas. Esa noche abrió el cianuro y abandonó la lucha.
A la mañana siguiente, en la frontera llegaba el pasaporte. Todo en regla.
En definitiva, no pudo haber un mejor título para esta entrada… ya me iré leyendo con más calma todo el cuento, se me hace muy interesante y empezar por el final… aún más.
Un beso!
Usted no es el mejor escritor del mundo, pero se está acercando. Algo podremos discutir más adelante. No abandone la causa.